miércoles, 2 de noviembre de 2016


LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

(EDGAR MORÍN)

Debido a que la vida es un remolino de emociones y situaciones que nos dificultan una comprensión de lo que nos sucede, tenemos que hacer notar la figura de Edgar Morín, un filósofo y sociólogo francés que en su trayectoria ha ido reformando su propio saber, incorporando múltiples miradas. El mismo remolino viene a suceder  dentro del salón de clases, surgiendo tantos aspectos, que nos cuesta configurar la realidad.  Pero al proponemos una nueva mirada que afronta la diversidad y la individualidad que de sentido a la realidad que tenemos cada día en el aula, podremos comprender mejor que se necesita para afrontar la educación futura.

Edgar Morín plantea una reestructuración en la educación para el nuevo milenio, y esa reorganización no se refiere al acto de enseñar, sino a la lucha contra los defectos del sistema, cada vez mayores.  Él afirma que “La enseñanza de disciplinas separadas y sin ninguna comunicación produce una división que nos impide ver cosas cada vez más importantes en lo que nos rodea. Hay problemas centrales y fundamentales que permanecen completamente ignorados u olvidados, y que, sin embargo, son importantes para cualquier sociedad y cualquier cultura”.

Por ello nos brinda los siete saberes necesarios para la educación del futuro:

1.      Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión.

La educación debe conocer las características plurales del ser humano y permitir el error y la ilusión como parte del conocimiento. Conocer así el proceso de adquisición, debe ser la necesidad primera para afrontar los nuevos retos.
 
 2.      Los principios de un conocimiento pertinente.

Nos vemos cargados de conocimientos separados que no somos capaces de unir a nada. Necesitamos generar métodos que faciliten el conocimiento de las relaciones y complejidades de lo que aprendemos para poder contextualizar en algo más global que cobre sentido.
 
 3.      Enseñar la condición humana.

La educación del futuro debe acompañar a conocer la identidad individual del ser humano y al mismo tiempo la pertenencia al colectivo humano.  Es decir, debemos mirar a los estudiantes por lo que traen física, psíquica, cultural, y socialmente, los que los hacen únicos, pero a la vez acompañarlos con humildad al reconocimiento de la identidad común a todos los demás seres humanos.
 
 4.      Enseñar la identidad terrenal.

Se trata de poner los pies en la tierra, al igual que hablamos de una identidad individual y otra común.  Ampliar la mirada a una identidad terrenal que nos ayude a reconocer la crisis que sufre actualmente y trabajar para enseñar la inter-solidaridad entre las partes del mundo.

5.      Enfrentar las incertidumbres.

Estamos en un mundo que la ciencia ha construido a través de pequeñas certezas que a la vez nos han revelado innumerables campos de incertidumbre.  Se debe enseñar para preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado y poder afrontarlo.

6.      Enseñar la comprensión.

La comprensión está ausente en las aulas, cuando en realidad es medio y fin de la comunicación humana.  La comprensión nos debe servir para poder mirar y asentir a la realidad del otro construyendo la base más segura de la educación para una verdadera paz.

 
7.      La ética del género humano.

Una ética debe formarse de la conciencia de que el ser humano es individuo, parte de una sociedad y a la vez parte de la especie.  Teniendo en cuenta estos tres aspectos, se puede generar una ética personal, social y terrenal que abra nuevas posibilidades del concepto de comunidad.

Con toda esta información, es posible que debamos pararnos y darnos un espacio para reflexionar sobre estos temas.  Es necesario volver a la lectura y profundizar en estos puntos para que nos puedan dar nuevas estrategias educando desde estos principios, para generar personas preparadas para un futuro que tenemos que afrontarlo con valentía y nuevos conocimientos.
Jovany Aragón